Educación en blanco y negro
23 septiembre 2025

GLENN WICKMAN
Los recuerdos escolares son sin duda de los que más nos marcan durante toda nuestra vida. Los momentos vividos con compañeros y profesores, en clase y en el patio, nos acompañan siempre con su mezcla de sensaciones, nostalgia y a menudo añoranza de un tiempo en que todo era una gran aventura y el futuro se reducía al día de mañana.
Quizás esto explica, al menos en parte, la enorme acogida que ha tenido la exposición ‘Un viaje por la escuela de l'Atzúbia (1857 – 2007)’, una verdadera obra de amor y de colaboración popular que se puede visitar en el Centro Cultural Ausiàs March de l'Atzúbia desde finales de agosto.
De hecho, la muestra ha tenido tanto éxito que los organizadores lo han alargado 15 días más, hasta el 5 de octubre, más allá de la fecha de cierre prevista del 21 de septiembre.
Salvador Alemán García es historiador local y ex profesor, y parte de un grupo de cinco personas que ha organizado la muestra. Él y su mujer Silveria nos llevan de excursión en el tiempo a través de la evolución de las escuelas del pueblo, desde las clases itinerantes y la construcción del primer centro escolar el 1959 hasta su triste desaparición el 2007 por carencia de alumnos.
“Todo va nacer cuando una chica (Natalia Pons) que tiene raíces en el pueblo organizó una exposición etnológica con trajes y otros objetos locales, y empezamos a hablar de que todos teníamos cosas interesantes en casa,” explica Salvador, quien admite que para él todo ha sido “por amor al arte” y a quien se le nota la emoción y la implicación personal en el proyecto.
“La idea inicial era simplemente hacer una compilación de libros, libretas y alguna foto, pero a medida que íbamos viendo todo el material que teníamos pensamos que la cosa podría ir a más, empezamos a pedir material a la gente del pueblo y poco a poco creamos un fondo documental. Como iban saliendo muchas curiosidades, decidimos hacer un guión que explicara todo el recorrido de la escuela y todos los problemas que ha tenido”.
Al llegar a la sala del Centro Cultural donde se hace la exposición, lo primero que sorprende es encontrarse dentro de una clase que a buen seguro removerá los recuerdos de muchos visitantes: viejas – y francamente incómodas – sillas de madera colocadas detrás de pupitres también de madera oscura con cajón y una mochila de cuero marrón encima, encarados hacia un escritorio grande con un descolorido globo terráqueo y un mapa gigante de España con los nombres de los ríos y las montañas.
En la parte trasera de la sala encontramos una colección de libros, libretas y uniformes escolares antiguos que harán la delicia de cualquier coleccionista o historiador, y por todo un lateral de la sala una serie de paneles con fotografías y documentos escaneados en orden cronológico y textos que relatan el viaje de la escuela local y sus alumnos y profesores a través de la historia.
El trabajo de campo previo ha sido descomunal: recopilar todo el material, clasificarlo, identificar alumnos y profesores para hacer una relación exhaustiva de nombres, y elaboración de códigos QR con información ampliada.
“La gente viene a buscarse en las listas de cada clase, o quieren encontrar a su abuelo, su madre...,” nos explica Salvador, quien revela también que incluso preguntó casa por casa por los nombres de la gente que sale en las fotografías.
Tanto él como Silveria son una fuente inagotable de datos históricos, anécdotas y explicaciones. Las historias personales de profesores y profesoras que dejaron huella, como por ejemplo Pedro Vallés Espinós, Emilio Porta Vidal - que ganó la Gran Cruz de Alfonso X El Sabio - o Filomena Tomás, que desobedeció sus órdenes y escapó del pueblo ante la amenaza de la gripe de 1918 a 1920, se alternan con explicaciones de cómo niños y niñas estudiaban separados hasta la llegada de la EGB en 1971, cuando se dividió las clases por edades en vez de por sexo; de cómo las clases se hacían únicamente en castellano, puesto que el valenciano estuvo prohibido en las aulas hasta el fin de la dictadura franquista; o de cómo la escuela cambiaba de nombre según el signo político del tiempo.
Pero sin duda, Salvador se emociona más cuando nos explica emotivas historias personales, como un reencuentro entre un alumno y un profesor que se produjo gracias a la exposición, la aparición del sujeto de una foto que muestra la presentación de la escuela ante un ministro franquista y que todavía podía recitar el texto que se aprendió de memoria para la ocasión, o de cómo Salvador encontró y compró por internet una postal que un niño envió a su profesor y que ahora forma parte de la exposición.
“El primer día de la muestra fue espectacular; toda la sala estaba llena de gente. E incluso cuando ya hace 15 días, todavía vienen grupos de más de 20 personas”, explica orgulloso nuestro guía, quien revela que “hay gente que viene más de una vez, hay tanta información que necesitan más visitas para verlo todo”.
Por eso han decidido alargar la muestra dos semanas más, y dan una oportunidad a todo el mundo para descubrir - o rememorar - esta historia de perseverancia, pasión y voluntad de servicio público.
“Estamos muy satisfechos y ya estamos pensando qué haremos después con todo el material. Nos han sugerido publicarlo, que estaría muy bien, porque esto son recuerdos familiares que mucha gente quiere tener en casa”.
La muestra se puede visitar en el Centro Cultural Ausiàs March hasta el 5 de octubre en horario de viernes de 18.00 a 20.00 h y sábados y domingos de 11.00 a 13.00 h. También es posible pedir una cita para visitarla los jueves por la mañana; hay que ponerse en contacto con el ayuntamiento de l'Atzúbia, o en caso excepcional algún otro día según disponibilidad.